Reforzar las defensas y cuidar nuestro sistema inmunológico para retomar la vuelta a la rutina y la vuelta al cole.
La vuelta al cole marca un punto de inflexión en el calendario: las mochilas vuelven a llenarse de libros, los horarios se ajustan de nuevo y los adultos retomamos la rutina laboral tras un periodo de merecido descanso. Septiembre es sinónimo de comienzos, pero también de un cambio de ritmo que puede resultar exigente para nuestro organismo. Entre la adaptación al nuevo curso, la mayor exposición a virus y bacterias y los desajustes propios del final de las vacaciones, nuestro sistema inmunológico debe convertirse en un aliado fundamental.
En este artículo, hablaremos de por qué la vuelta al cole y al trabajo puede suponer un desafío para nuestras defensas y qué podemos hacer para reforzarlas. La idea es sencilla: si cuidamos nuestro sistema inmunológico desde dentro, afrontaremos la nueva etapa con más energía, vitalidad y bienestar.
¿Por qué sentimos que “bajan las defensas” después del verano?
El verano suele estar asociado al descanso, las comidas al aire libre, los viajes y una cierta relajación de las rutinas. Aunque estas experiencias son muy positivas, no siempre son sinónimo de hábitos saludables. Y, al regresar a la vida diaria, el contraste puede pasarnos factura. Algunas de las causas más comunes son:
- Estrés por la adaptación: La vuelta a los horarios estrictos, las clases o el trabajo puede generar una sobrecarga emocional. El estrés sostenido eleva los niveles de cortisol, una hormona que, en exceso, debilita la respuesta inmunitaria.
- Alteraciones del sueño: Durante el verano solemos trasnochar más y madrugar menos. Retomar los horarios habituales puede ocasionar falta de sueño reparador, lo que impacta directamente en las defensas.
- Alimentación más desequilibrada: Helados, refrescos, comidas rápidas o excesos durante las vacaciones no son las mejores opciones para el organismo. Una dieta pobre en nutrientes esenciales puede debilitar la barrera inmunológica.
- Mayor exposición a gérmenes: Con el inicio del curso escolar, los niños comparten espacios cerrados, materiales y juegos, lo que incrementa las probabilidades de contagio. Lo mismo ocurre, por ejemplo, en oficinas y transporte público.
- Cambios de temperatura: El paso del calor veraniego a las primeras jornadas frescas de otoño, sin duda favorecen resfriados y molestias respiratorias.
En resumen, de cara a septiembre, cuerpo y mente necesitan un periodo de reajuste. La buena noticia es que con estrategias sencillas y los complementos adecuados, podemos reforzar nuestras defensas y prevenir esos resfriados que parecen “inevitables”.
6 claves para reforzar el sistema inmunológico en la vuelta al cole y al trabajo
1. Alimentación equilibrada y rica en nutrientes
La base de un sistema inmunológico fuerte está en la alimentación. No se trata de seguir dietas estrictas, sino de incorporar alimentos que aporten vitaminas, minerales y antioxidantes.
- Frutas y verduras de temporada: Uvas, peras, manzanas, granadas, calabaza o brócoli son ricos en antioxidantes y fibra.
- Vitamina C: Presente en cítricos, kiwi, pimientos rojos y fresas, contribuye a la producción de glóbulos blancos.
- Probióticos y prebióticos: La microbiota intestinal juega un papel crucial en la inmunidad. Yogur, kéfir, chucrut, kombucha o plátanos ayudan a mantenerla equilibrada.
2. Sueño reparador y rutinas de descanso
Dormir no es un lujo, es una necesidad biológica. Durante el sueño profundo, el cuerpo produce citocinas, proteínas que ayudan a combatir infecciones e inflamaciones. Para un sueño de calidad, en personas adultas se recomienda entre 7 y 9 horas de sueño, mientras que en niños y adolescentes requerirían más horas, entre 9 y 11, según la edad.
Es aconsejable ajustar horarios progresivamente una semana antes del inicio del colegio, evitar pantallas (móvil, tablet, televisión) al menos una hora antes de dormir y crear rutinas relajantes como leer un cuento, tomar una infusión suave o practicar algún tipo de relajación.
3. Actividad física regular
El ejercicio no solo mantiene los músculos y huesos fuertes, también activa la circulación y estimula el sistema linfático, clave en la defensa del organismo.
- Actividades como caminar, montar en bici o practicar deportes en equipo en familia son perfectas para niños y adultos.
- No es necesario un esfuerzo intenso: 30 minutos diarios de movimiento moderado son suficientes para obtener beneficios.
- Además, el ejercicio ayuda a liberar endorfinas, reduciendo el estrés y mejorando el estado de ánimo.
4. Gestión del estrés y equilibrio emocional
El estrés es uno de los grandes enemigos del sistema inmunológico. Un exceso de cortisol no solo reduce las defensas, también puede favorecer la inflamación y aumentar la susceptibilidad a infecciones.
5. Higiene y prevención diaria
La prevención sigue siendo una de las estrategias más eficaces para evitar contagios.
- Lavarse las manos con frecuencia, sobre todo antes de comer y al llegar a casa.
- Ventilar los espacios cerrados para renovar el aire.
- Mantener una buena hidratación, ya que la mucosa respiratoria hidratada es más eficaz frente a virus y bacterias.
6. Complementos nutricionales: un apoyo extra
En algunos casos, cuando la alimentación no es suficiente o existen necesidades específicas, los complementos pueden ser un refuerzo muy útil. Ingredientes como la vitamina C, la equinácea, el propóleo y el llantén se vuelven indispensables en esta época del año.
- B·Green Vitamina C con Bioflavonoides, contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario, ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga, contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso y contribuye al metabolismo energético, para fortalecer defensas en épocas de mayor exposición a infecciones.
- PhytoDefens Kids, un jarabe para niños a partir de 3 años a base de equinácea, propóleo y plantas medicinales como el llantén, la drosera o la acerola, recomendado para reforzar el sistema inmunológico y reducir los síntomas asociados a resfriados.
Sugerencias Lebudit
La vuelta al cole y al trabajo no tiene por qué asociarse a cansancio, resfriados o bajada de defensas. Con una alimentación rica en nutrientes, un descanso adecuado, ejercicio regular y una buena gestión del estrés, nuestro sistema inmunológico puede mantenerse fuerte y preparado para afrontar los retos del nuevo curso.
Al final, se trata de pequeños gestos que, sumados, marcan una gran diferencia. Porque cuidar de nuestras defensas no solo significa evitar enfermedades, sino también ganar en calidad de vida, energía y bienestar.
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