Este sábado 29 de marzo, los países que componemos la Península Ibérica, España y Portugal, cambiaremos de hora. Adoptaremos el horario de verano para aprovechar más las horas de luz, dado que los días son más largos que en el invierno.

Los españoles adelantaremos los relojes y perderemos una hora de sueño o como se suele decir “dormiremos una hora menos”. A las 2 de la madrugada del domingo, serán las 3.

Aunque este cambio es una práctica que hacemos cada año, no deja de tener una serie de efectos en nuestro organismo y una repercusión sobre nuestros hábitos cotidianos, como la alteración del sueño, la sensación de cansancio, la fatiga o la somnolencia durante los primeros días del cambio; por otro lado, al haber más horas de luz, algunas personas comen más tarde, lo que puede interferir con su rutina alimenticia y con la digestión, especialmente si tienen problemas para conciliar el sueño después de cenar; y el aumento de estrés y ansiedad, el desajuste horario puede generar estrés en algunas personas, especialmente en aquellas más sensibles a los cambios en su rutina diaria. El cuerpo necesita tiempo para adaptarse a este nuevo ritmo, lo que puede hacer que los niveles de ansiedad aumenten.

Por eso, a continuación, te damos algunas sugerencias para adaptarte de la mejor manera al cambio de hora:

Ajusta tu entorno de sueño.

Puedes oscurecer la habitación al dormir, si la luz adicional de la tarde afecta tu sueño por la noche, una opción es utilizar cortinas opacas o un antifaz para dormir. Esto puede ayudarte a conciliar el sueño más fácilmente.

También puedes crear una rutina relajante dedicando los últimos 30 minutos antes de dormir a actividades relajantes que te ayuden a desconectar, como leer, meditar o escuchar música suave.

Mantén una actitud flexible con tus horarios.

Si te cuesta adaptarte de inmediato al cambio, no te obligues a seguir un horario estricto. En lugar de cambiar radicalmente tus hábitos, intenta hacer ajustes graduales con un poco de flexibilidad. Si sientes que una noche necesitas dormir más, permítete descansar un poco más tarde al día siguiente.

Haz ejercicio durante el día.

El ejercicio puede ayudarte a equilibrar tus ritmos biológicos. Salir a caminar o hacer ejercicio por la tarde te ayudará a estar más alerta durante el día y más relajado por la noche. El ejercicio al aire libre, preferentemente bajo luz natural, puede ayudar a ajustar mejor los cambios de luz y al horario de verano.

Mantén una alimentación equilibrada.

Las comidas pesadas o demasiado tarde pueden interferir con tu sueño. Es recomendable que, aunque el horario cambie, sigas una alimentación ligera por la noche, para evitar problemas digestivos que puedan afectar a tu descanso. Comer 2-3 horas antes de dormir y las cenas ligeras ayudan a conciliar mejor el sueño.

Evita la cafeína y las pantallas antes de dormir.

Trata de evitar la cafeína al menos 6 horas antes de dormir. Además, la luz azul de las pantallas (teléfonos, computadoras, TV) puede afectar la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Limitar el uso de pantallas antes de acostarte puede mejorar la calidad del descanso.

Recuerda que es temporal.

Aunque los primeros días pueden ser incómodos, el cuerpo se adapta al cambio de hora en unos días. Si te resulta difícil el ajuste, recuerda que no es un cambio permanente y que pronto tu cuerpo se acostumbrará.

Tu cuerpo necesita tiempo para adaptarse, así que paciencia y ¡disfruta de la luz que nos ofrece el horario de verano! Y si ves necesario una ayuda extra, no dudes en recurrir a nuestra Melatonina B·Green para adaptarte al cambio.